¿Quién soy? Un viaje hacia la conciencia y el verdadero ser

Es probable que a lo largo de toda tu vida vayas a hacerte muchas preguntas que te parecerán trascendentales:

- ¿Cómo se formó la vida?
- ¿De dónde venimos?
- ¿Estamos solos en el universo?
- ¿Cuál es el sentido de la vida?
- ¿Dios existe?
- ¿Hay vida más allá de la muerte?

Pero, bajo mi punto de vista, hay una pregunta cuya respuesta podría cambiar el transcurso de tu vida por completo: ¿Quién soy?

Esta pregunta, que parece tan simple e inocente, encierra dentro una verdad tan abrumadora que normalmente no suele asimilarse con facilidad.
Piénsalo por un momento. Relee la pregunta con calma, sin prejuicios. Imagina que alguien desconocido te lo pregunta y tienes que responder. ¿Tienes claro quién eres? ¿Seguro?

Si tu respuesta se asemeja a algo como decir tu nombre, tu edad, dónde vives o a qué te dedicas, déjame repreguntarte sobre eso.
¿Podrías cambiarte el nombre? ¿Tu edad siempre ha sido y será la misma? ¿Puedes cambiar de lugar de residencia? ¿Puedes cambiar de profesión, de pareja, de estado civil o de ideología?

Si la respuesta es que sí, (que ya sé que sí 😜) entonces no ERES nada de eso, ¿no te parece?
¿No has pensado nunca que desde que naciste no has parado de cambiar, pero tienes la sensación de que sigues siendo la misma "persona" de siempre?

Aclaremos este concepto.
El origen latino del término "persona" significaba "máscara de actor" o "papel teatral". Si nos remontamos a los etruscos (Phersu) o a los griegos clásicos (prósōpon) también significaban "máscara".

Por lo tanto, si te identificas como una persona con ciertos atributos cambiantes, entonces lo que crees que eres va cambiando según el tiempo y las circunstancias de tu vida.
Pero sigues sintiendo que hay algo dentro tuyo que te acompaña desde que tienes conocimiento y memoria.
Seguramente ya podrás vislumbrar entonces que hay algo en ti que ES y que no ha dejado de SER nunca. Puedes comprobar que con un poco de pausa y análisis profundo no eres lo que creías que eras.

Así que lo vamos a descartar. No eres una persona. No eres el personaje que interpretas en un espacio-tiempo determinado. Ni siquiera eres la misma persona con tus padres que con tus  amigos, ni eres la misma persona con tus vecinos o cuando escribes en redes sociales. Asume esa verdad. No eres la máscara que interpretas.

Entiendes que eres algo que va más allá de esa visión super reduccionista de tu verdadera esencia.


Pensemos, pues, en algún concepto que nos acompañe desde que nacemos hasta que morimos (si es que nacemos y si es que morimos, asunto que abordaremos en otros artículos).
Algo que nunca cambie durante todo ese período. Así nos acercaremos más al ser que subyace en nosotros.
Un ser humano ¿quizá?

Tendría sentido. Somos seres humanos desde que nacemos hasta el final de nuestros días. Incluso se afirma que somos seres humanos incluso antes de nacer. Y eso no cambia.
¿Pero qué hace que un ser humano sea un ser humano?

Un ser humano no es tan sólo una forma corpórea, no solo es una amalgama de músculos, huesos y órganos.
Un ser humano también está compuesto por aspectos no visibles e intangibles como los sentimientos.
El miedo, la ira, el enojo, la alegría, la paz, el amor, son aspectos conocidos que son intrínsecos a la especie humana.
Además, otros intangibles todavía más sutiles como la mente, el pensamiento, la capacidad de raciocinio, la creatividad o la imaginación, aspectos todavía menos estudiados que los anteriores, hacen que el ser humano sea probablemente el ser biológico más complejo del que, a priori, tenemos constancia.

Pero incluso si afirmas que eres un ser humano, te darás cuenta que sigues atrapado en la paradoja del cambio. Lo que crees que eres, cambia, así que puede que tampoco seas eso.
Tu cuerpo no es el mismo con el paso del tiempo, ni tus pensamientos, incluso tus emociones, tus creencias o deseos son cambiantes.

Sin embargo, ¿has observado ya ese "algo" que nunca cambia pase lo que pase?
¿Te has dado cuenta ya de que siempre eres y has sido consciente de todos esos cambios?
¿Has abierto los ojos a la verdad de que eres y has sido consciente de tu propia evolución impermanente?
Has sido consciente de tu infancia, de tus aprendizajes, de tus alegrías, de tus miedos, de tus pensamientos, emociones, de cada instante de tu vida, aunque ahora no recuerdes muchos de ellos.
Todo en tu vida ha cambiado excepto ese observador que lo ha visto todo.
Eso es lo que ERES. Esa es tu esencia original. La conciencia.

Esa presencia silenciosa que siempre ha estado ahí atestiguándolo todo.
Eres la conciencia que, aquí y ahora, está experimentando una vida humana.

¿Y saber que uno es la conciencia, cambia algo?
Lo cambia ABSOLUTAMENTE TODO. Pero requiere asimilar primero las implicaciones que derivan de aceptar esta verdad.
También puedes elegir no aceptarla.
Pero, ¿crees que imaginarte como un ser limitado y finito puede igualar la experiencia de saberse ilimitado e infinito?


Si decides acompañarme en este viaje de autoconocimiento e introspección que he decidido compartir abiertamente, intentaré ayudarte a descubrir cómo un cambio de concepto tan simple por una parte y profundo por otra, puede mejorar tu experiencia de vida en todos los aspectos.

Si llegaste a este lugar buscando algo, deja de hacerlo.
Deja que la conciencia se reconozca a sí misma a través de ti.

 


Comentarios

  1. Muy revelador este artículo! Ya había leído y escuchado mucho sobre el "YO SOY" pero nunca de esta forma tan profunda. Expectante por los artículos venideros.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario